Un sismo de magnitud 6.8 sacudió el norte del Himalaya, afectando gravemente al Tíbet y regiones vecinas como Nepal, India y Bután. Las autoridades tibetanas confirmaron 126 muertos y 188 heridos. El epicentro del terremoto se localizó cerca del Everest, lo que generó alarma en comunidades montañosas y zonas remotas.
Más de 1,500 rescatistas fueron desplegados en el Tíbet, junto con 22,000 artículos de ayuda como tiendas, edredones y ropa de abrigo. En Nepal y Bután, aunque los temblores se sintieron con fuerza, no se reportaron daños significativos.
El presidente chino, Xi Jinping, ordenó maximizar los esfuerzos de rescate y garantizar la seguridad de los afectados, especialmente durante el invierno. Pueblos tibetanos y nepalíes cercanos al epicentro, de difícil acceso, permanecen bajo monitoreo constante para identificar posibles necesidades.
Este terremoto revive la memoria de desastres pasados, como el de Nepal en 2015, y subraya la vulnerabilidad de las regiones del Himalaya ante los movimientos tectónicos.