Quienes cuestionaron en su momento al Gobernador Víctor Castro Cosío sobre la ratificación de Daniel de La Rosa Anaya como titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado, en los recientes homicidios con odio pueden estar las respuestas, ambos fueron resueltos de manera pronta y expedita, los responsables ya se encuentran ante el Juez competente y ambos juicios pintan para que sean breves y los autores materiales puedan recibir condenas de varias decenas de años en la cárcel.
Sin embargo es importante destacar la similitud de tan lamentables hechos, en ambos se pueden observar un exceso de saña, de manera particular con la joven segada de la vida en la ciudad de La Paz, a manos de su propio medio hermano.
De acuerdo a los testimonios del propio agresor, sostuvo una discusión con su víctima y tras quitarle la vida, la colocó en bolsas y la sepultó de manera clandestina en un lote baldío de la comunidad de Chametla, en La Paz.
En Cabo San Lucas, en las cercanías de la plaza comercial que alberga a la tienda Soriana, a través de videos que circulan en redes sociales fuimos testigos como un hombre golpea con saña a su víctima, hasta quitarle la vida.
Hay un segundo hombre que, por los videos, deja entrever que le estaba ayudando al agresor, vigilando para que nadie pudiera intervenir o denunciar los hechos. Otros, aunque son testigos de los hechos, prefieren pasar de largo.
Algo está pasando con las nuevas generaciones, porque hay que decirlo que ambos responsables son jóvenes relativamente. ¿Problemas de salud mental?, ¿problemas de droga? Que problemas pueden enfrentar para cargar tanto odio.
Si bien toca a los jueces agotar el juicio y dar condenas ejemplares para que estos episodios no se repitan, las autoridades del sector Salud deberían poner mucha atención con las nuevas generaciones, algo les está pasando y hay que prevenirlo antes de seguir sufriendo hechos como los antes descritos.
De la Procuraduría General de Justicia del Estado y de su titular Daniel de La Rosa Anaya, hay que reconocerles la celeridad con que están resolviendo los casos, sin dejar una rendija para que los responsables no paguen las consecuencias de sus actos.