El historiador y político de línea dura Karol Nawrocki ganó por un estrecho margen las elecciones presidenciales de Polonia, obteniendo el 50,89 % de los votos frente al alcalde liberal de Varsovia, Rafał Trzaskowski. La victoria representa un golpe significativo para el gobierno centrista de Donald Tusk y prolonga el control del partido populista Ley y Justicia (PiS) sobre la presidencia por al menos cinco años más.
Nawrocki, alineado con el PiS y simpatizante del expresidente estadounidense Donald Trump, basó su campaña en el nacionalismo, la fe católica, la crítica a Bruselas y un fuerte discurso contra la inmigración. Su pasado polémico incluye presuntos vínculos con barras bravas del fútbol y escándalos relacionados con el uso de propiedades, pero logró revertir la narrativa y presentarse como un “outsider” con valores tradicionales.
La victoria de Nawrocki representa un revés importante para Tusk, quien esperaba que una presidencia liberal facilitara sus planes de restaurar la independencia del poder judicial, los medios y otras instituciones afectadas durante los ocho años de gobierno del PiS. Con Nawrocki al frente, se prevé que continúe el uso del veto presidencial para bloquear reformas clave, tal como lo hizo su predecesor Andrzej Duda.
Además, se complica cualquier posibilidad de avanzar en temas sociales como la legalización de las uniones civiles entre personas del mismo sexo y la flexibilización de la estricta legislación sobre el aborto, ya que Nawrocki probablemente frene cualquier intento legislativo en esas áreas.
El resultado electoral no solo refuerza la presencia del populismo conservador en Polonia, sino que también augura un nuevo período de tensión entre la presidencia y el gobierno de Tusk, dificultando su agenda de reformas democráticas.