Tras un ataque israelí dirigido a instalaciones nucleares como la planta de Natanz y a figuras clave del programa atómico iraní, el escenario en Medio Oriente se ha vuelto aún más tenso. Según el periodista Gabriel Tasgal, desde Israel, esta ofensiva busca frenar tanto la capacidad como la voluntad de Irán para convertirse en una potencia nuclear.
La reacción en Irán incluye una creciente presión interna, con manifestaciones más frecuentes y un rechazo social al régimen, mientras en Israel algunos ciudadanos expresan alivio por el golpe a lo que consideran “la cabeza del pulpo”. En paralelo, se han suspendido eventos públicos por precaución ante posibles represalias.
Tasgal advirtió que Irán podría responder en otros países, como Argentina o Paraguay, mediante su conocida estrategia de “atentado la repisa”, ejecutando ataques planeados con antelación en escenarios donde pueden operar con impunidad.
El ataque israelí no solo reaviva el debate global sobre la proliferación nuclear, sino que también pone a prueba la estabilidad regional y la capacidad internacional para evitar una escalada bélica. La respuesta de Teherán sigue siendo incierta, pero el mundo observa con atención cada movimiento.