Por Salvador Echeagaray, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
Bien sabido es que un buen matrimonio da mucha felicidad, pero uno malo es fuente de gran sufrimiento. Por ello es necesario desarrollar virtudes (buenos hábitos) para lograr la dicha conyugal.
1. Amabilidad.
Es importante tener buenos modales. Dar los buenos días y las buenas noches. Pedir por favor, dar las gracias. Ceder el paso. Estar atento a ayudar en todo. Eso ayuda a la felicidad.
2. Respeto.
No puede haber una buena relación si ambos cónyuges no se respetan. Hay que evitar a toda costa los insultos, las críticas, las descalificaciones. Si algo no nos gusta del otro, decírselo con mucho tacto o hacer lo contrario a lo que no nos gusta, para predicar con el ejemplo.
3. Alegría.
Es importante tener un ambiente alegre, estar contentos. La alegría te pone de buen humor y se contagia a los demás. Así que, si alguno de los dos amanece de malas, cuánta más razón de ponerse alegres para contagiarlo de esa emoción.
4. Fidelidad.
Es imposible ser feliz si tu corazón y tu cuerpo están divididos. El contento es el que está contenido en sí. El di-vertido, está vertido en dos. La infidelidad puede ser di-versión pero, al final, daña la relación y daña al sujeto o a los sujetos con quien se fue infiel.
5. Laboriosidad.
Es conocido el adagio de “Cuando la necesidad entra por la puerta el amor sale por la ventana”. Y es que nadie puede llegar a su casa hambriento y preguntar -¿Qué hiciste de comer?- -¡Pues, nada porque no tenemos dinero!- -¡Ay pero, qué felices somos ! Pues no. Claro, hay tiempos difíciles, pero no se puede estar así por mucho tiempo. Así que, la laboriosidad, el trabajo ayudan a paliar la pobreza y darnos el justo medio donde tengamos lo suficiente para vivir.
6. Perdón.
No somos perfectos. Es necesario perdonar y pedir perdón. Nadie puede andar contento por la vida guardando resentimientos ni deseos de venganza. Ni tampoco siendo el objeto del encono del otro. Por ello es necesario perdonar y ser perdonado. Pero, no por ello se debe abusar. -¡Voy a portarme mal, que al cabo me perdonan!- Pues no.
7. Sinceridad.
No se trata de platicarle todo. Todos tenemos un fuero íntimo que, incluso, no debemos compartir. Pero, sí debemos actuar honestamente y evitar mentir. Para ello, debemos comportarnos bien y evitar la infidelidad, la deslealtad, la doble moral.
8. Paciencia.
¡Qué importante es esto! Tal vez nuestro cónyuge o nosotros mismos, tenemos hábitos malos que desesperan. Pero, es necesario ser pacientes y no mostrar enojo por los defectos de los demás.
9. Justicia.
Esta virtud se define como darle a cada quien lo que le corresponde. En el matrimonio es muy importante. ¿Le das su lugar a tu esposa o esposo frente a los demás? ¿Respetas sus derechos, cumples con tus deberes conyugales? Tú lo sabes.
10. Caridad.
Está virtud es el amar al otro por amor a Dios. Tal vez en la etapa del enamoramiento o de la pasión pues, amar al otro es muy fácil. Sin embargo, no se puede andar siempre enamorado. Así que, hay que amar al otro por amor a Dios, en un acto de buena voluntad. Recuerde, no se trata de estar siempre enamorado, sino, de encontrar la paz.
Bien, estas son las virtudes que consideramos principales para un matrimonio feliz. Pero, no hay que olvidar que entre más virtudes tengamos más felices seremos en todos los ámbitos de nuestra vida.
El autor es Director del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).