Un bombardeo estadounidense contra el puerto petrolero de Ras Issa, en la costa del mar Rojo en Yemen, dejó al menos 74 muertos y 171 heridos, según medios vinculados a los rebeldes hutíes. Este ataque, ocurrido la noche del jueves 17 de abril, se convierte en el más letal desde que Estados Unidos inició su ofensiva contra los hutíes en marzo de 2025. La cadena Al Masirah, portavoz de los insurgentes, atribuyó las cifras a la Oficina de Salud de Al Hudeida.
El Comando Central de EE.UU. (Centcom) justificó el bombardeo señalando que el puerto estaba siendo utilizado por los hutíes para financiar sus operaciones mediante la venta ilegal de combustible. Washington sostiene que estas instalaciones, aunque claves para la entrada de ayuda humanitaria al país, también son empleadas por los insurgentes para actividades ilícitas que sostienen sus acciones armadas en la región.
Los hutíes calificaron el ataque como un “crimen de guerra”, acusando a EE.UU. de violar la soberanía yemení y atacar una infraestructura civil vital. Irán, aliado de los hutíes, condenó enérgicamente la ofensiva, mientras que el gobierno yemení reconocido internacionalmente responsabilizó a los rebeldes por haber convertido el puerto en un centro de contrabando y financiación terrorista.
