
La Dra. Rocío Reyna Camarillo, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), advierte sobre las múltiples consecuencias del uso desmedido de la tecnología en la infancia y adolescencia. Entre ellas se encuentran trastornos del sueño, ansiedad, obesidad, déficit de atención y problemas de conducta.
Estos son los principales riesgos:
- Afecta el desarrollo cerebral:
El uso excesivo de dispositivos disminuye la atención, memoria y cognición social, como reveló un estudio publicado por la World Psychiatric Association. - Retrasa el desarrollo infantil:
El contacto temprano con pantallas interfiere con el aprendizaje de habilidades básicas como caminar, hablar y la motricidad. Un estudio canadiense evidenció que 30 minutos diarios de celular aumentan en un 49% el riesgo de retraso del lenguaje. - Produce obesidad infantil:
La inactividad física y el consumo de alimentos poco saludables frente a las pantallas han provocado un aumento alarmante de la obesidad, que podría alcanzar los 254 millones de niños en 2030, según la Federación Mundial de Obesidad. - Ocasiona cambios negativos de conducta:
La adicción a videojuegos y redes sociales puede generar agresividad, violencia y aislamiento familiar. Casos extremos han derivado en tragedias familiares, alertando sobre la pérdida de control emocional. - Genera ansiedad, depresión y tecnofobias:
Las redes sociales aumentan el riesgo de depresión y ansiedad social, especialmente entre adolescentes. Además, emergen nuevas condiciones como la nomofobia, que es el miedo extremo a estar sin celular. - Aumenta la sobreexposición y baja autoestima:
La búsqueda constante de aprobación en redes provoca autolesiones, trastornos alimenticios y baja autoestima, sobre todo en mujeres jóvenes expuestas a comparaciones irreales. - Provoca trastornos del sueño:
La luz de las pantallas interfiere con el descanso, lo que puede derivar en depresión, bajo rendimiento escolar y un aumento de hasta 68% en factores de riesgo entre quienes duermen menos de 7 horas.
Tomar acción es urgente
La Dra. Reyna enfatiza que regalar un celular a un niño es más que un gesto: es una decisión trascendental. Limitar su uso es clave para proteger su salud y fomentar un desarrollo integral. Propone fomentar actividades como el arte, el deporte y la convivencia familiar, como herramientas para preservar el bienestar físico y emocional de los niños.