- La deuda de agua que Estados Unidos atribuye a México asciende a 800 mil acres-pie, un volumen que supera la capacidad anual de varias presas fronterizas y que ya encendió las alertas sobre el estado de la relación bilateral.
- El Gobierno de México anunció una reunión con representantes de ambos países para revisar los compromisos del tratado y explorar alternativas; confía en avanzar hacia un acuerdo que frene la tensión y evite la imposición del nuevo arancel.
- Somos PURA advierte que depender del ciclo hidrológico es insostenible y que México debe rediseñar su modelo de gestión hídrica. El rezago, agrega, es un problema estructural agravado por el cambio climático, la sobreexplotación de cuencas y la falta de infraestructura.
La relación entre México y Estados Unidos volvió a ponerse en entredicho, después de que Donald Trump acusó a nuestro país de adeudar más de 800 mil acres-pie de agua y advirtió un arancel del 5% a productos mexicanos si no se salda antes de diciembre. La amenaza reabre un conflicto que llevaba cinco años acumulando fricciones y coloca el Tratado de 1944 en el centro de una disputa que podría escalar rápidamente.
El presidente sostuvo además que Estados Unidos necesita la liberación de 200 mil acres-pie antes del 31 de diciembre y que el volumen restante debe entregarse poco después.
“El reto no es solo diplomático, es estructural. Necesitamos rediseñar la forma en que gestionamos y tratamos el agua. No podemos depender del ciclo hidrológico cuando la variabilidad climática llegó para quedarse”, explica Lucas Barrionuevo, cofundador de Somos PURA, empresa especializada en purificación de agua.
El tratado está bajo presión
El Tratado de Aguas de 1944 establece que México debe entregar a Estados Unidos 2,160 millones de metros cúbicos de agua cada cinco años, provenientes del río Bravo. A cambio, EUA transfiere 1,850 millones de metros cúbicos anuales desde el río Colorado.
Aunque el acuerdo ha funcionado por años, el cambio climático, la sequía y la sobreexplotación de cuencas han complicado su cumplimiento. Dicha situación ha llevado a las autoridades estadounidenses a calificar el retraso como una violación del acuerdo.
¿El abasto de agua está en entredicho?
Chihuahua, Tamaulipas y Coahuila enfrentan una doble presión: cumplir con el tratado y abastecer a su población y sectores productivos. No obstante, la sobreexplotación de acuíferos, las lluvias escasas y la alta demanda agrícola han llevado a niveles críticos en presas y ríos.
El incumplimiento podría tener consecuencias. Estados Unidos ha planteado imponer sanciones comerciales —en específico, un arancel del 5% a diversos productos mexicanos—, una medida que tendría impacto directo en sectores como la agroindustria, la manufactura y el comercio transfronterizo. Por su parte, el gobierno de México anunció una reunión bilateral de funcionarios para tratar el tema y confió en que lograrán un acuerdo.
Agua regenerada, hacia un enfoque Water Positive
Con este escenario de fondo, iniciativas como Water Positive abren un camino más claro hacia soluciones regenerativas, que se basan en el concepto de Volumetric Water Benefit (VWB), una métrica avalada internacionalmente que permite calcular el volumen de agua recuperada, tratada o devuelta a la naturaleza como parte de una estrategia de gestión sostenible.
Entre las líneas de acción Water Positive impulsadas por PURA están:
- Agricultura regenerativa con agua purificada: En regiones agrícolas se han instalado sistemas modulares de ósmosis inversa y adsorción nanotecnológica que transforman aguas residuales en agua de riego de alta calidad. Esta solución ha mejorado los rendimientos, reducido el estrés hídrico y generado beneficios hídricos verificables.
- Desalinización sostenible para usos comunitarios y productivos: En comunidades costeras y hoteles de zonas áridas ya se aplica tecnología de desalinización inteligente que reduce la presión sobre los acuíferos y garantiza agua segura sin depender del uso de botellas plásticas. El sistema opera de forma eficiente, digital y escalable.
- Recarga activa de acuíferos: A través del tratamiento avanzado de aguas residuales y su infiltración controlada, se promueve la restauración del equilibrio hídrico en zonas afectadas por sobreextracción.
“Cada litro tratado, regenerado o devuelto cuenta. Pasar de una visión extractiva a una regenerativa del agua no solo alivia deudas como la que hoy nos compromete con Estados Unidos, sino que fortalece nuestra soberanía hídrica”, concluye Lucas Barrionuevo.


