Definitivamente no es lo mismo entrar que salir. A través de mi carrera periodística he visto a más de 10 alcaldes entrar con toda la fuerza política y social al Ayuntamiento de Los Cabos y la mayoría, salvo honrosas excepciones, salir en la oscuridad o por la puerta de atrás.
Anoche el alcalde Óscar Leggs Castro lo pudo comprobar, del Congreso local solo lo acompañaron sus aliados, los diputados Sergio Huerta y Cristina Contreras; el Poder Judicial mandó a un representante de “medio pelo”. El Gobernador al Subsecretario Óscar Martínez.
Y lo peor, el alcalde electo le robó la nota del día, desde muy temprano publicó en su Facebook personal que no iba asistir y cuestionó el gasto innecesario cuando el municipio tiene otras prioridades.
En pocas horas se volvió tendencia la noticia y de su cabildo, solo asistieron Celestino Atienzo y Alí Flores, éste último también coordinador de Subdelegaciones Municipales de la actual administración municipal.
También se notó la ausencia del empresario Eduardo Sánchez Navarro, que apenas hace unos meses apostaba por su reelección. El sector empresarial y su representante Julio Castillo, presentes en los dos primeros años de Gobierno y siempre en primera fila, en esta ocasión tampoco hicieron acto de presencia.
Leonel Cota Montaño, aliado político de Leggs, también se sumó a la lista de ausentes.
De los delegados municipales, solo Juan Domínguez hizo acto de presencia.
Senadores y diputados federales también estuvieron ausentes, en su caso se puede entender porque están en la hora critica de la aprobación o no de la Reforma Judicial que puede cambiar la historia jurídica del país.
Hasta su propio cabildo le hizo el vacío, no asistieron Sarahí Ramos Murillo, Fabián Ceseña, Irene Román Galindo, Catarino Flores y Roxana Ivette Larumbe Pineda.
Muerto el rey, viva el rey, nunca falla.
Así es en el mundo y así es en Los Cabos.
Recuerdo en 1996, cuando Miguel Ángel Olachea Palacio entregó el Ayuntamiento al profesor Miguel Antonio Olachea Carrillo (QEPD) no fue una sucesión aterciopelada pero no fue más allá de simples rencillas de grupos políticos del entonces todo poderoso PRI que era amo y señor de Los Cabos.
En 1999, todavía con el formato de que en una misma ceremonia se rendía el tercer informe y tomaba protesta el nuevo presidente municipal, se dio un parteaguas porque por primera vez un partido de izquierda (el Partido del Trabajo) con Narciso Agúndez Montaño a la cabeza, llegaba a la presidencia municipal.
Hubo descalificaciones y sombrerazos pero la sangre no llegó al río.
En el 2022 aunque repetía triunfo la coalición PRD-PT con Ulises Omar Ceseña Montaño, era notorio el divorcio con Narciso Agúndez, a quien a las pocas horas de haber dejado el cargo le quitaron chofer, vehículo y hasta el celular, y le corrieron a la mayoría de sus funcionarios.
En el 2005 Ulises Omar Ceseña apoyó a Jesús Druk González a la alcaldía de Los Cabos, el grupo Los Cabos a Luis Armando Díaz, que terminó ganando la elección interna y después la constitucional. Ya era notorio el divorcio entre agundistas y los huestes de Leonel Cota Montaño, jefe político de Druk y de Ceseña Montaño.
El contador Ulises presumió que dejaba más de 100 millones en caja pero la historia recogió que había dejado colapsado los servicios públicos y de poco sirvió esa cantidad para estabilizar los servicios a los ciudadanos.
En el 2008 llegó René Núñez y como jefe político en Los Cabos, poder dado ante el grupo Los Cabos por Narciso Agúndez, comenzó la fractura más grave de la izquierda en el municipio.
Para el 2011 que se disputaba la gubernatura, René Núñez era apoyado por Leonel Cota y Luis Armando Díaz por los agundistas, al final el gobernador fue Marcos Covarrubias, dejando al grupo Los Cabos solo el municipio cabeño con Tony Agúndez como primer edil. René Núñez ni siquiera pudo regresar al Ayuntamiento, Mirna Xibille concluyó como alcaldesa.
En el 2015 Narciso Agúndez contendió por la alcaldía pero la perdió con el ahora panista Arturo de La Rosa Escalante, bajo la sospecha de que varios de sus aliados y familiares habían apostado por el panista.
Las sospechas aumentaron cuando de La Rosa Escalante anunció auditorías forenses y denuncias judiciales contra el alcalde saliente José Antonio Agúndez, pero todo quedo en eso, en simples denuncias.
En el periodo de Arturo de La Rosa el municipio vivió uno de sus peores episodios, más de 600 civiles fueron ejecutados por la guerra entre cárteles, y aunque su Gobierno tenía la etiqueta de corrupción, quien le sucedió en el cargo, Armida Castro Guzmán, no le tocó ni un pelo.
Armida Castro Guzmán, quien gobernó en el periodo 2018-2021, no pudo quitarse el estigma de ejercer un gobierno corrupto y aunque el electorado la castigó al enviarle al último lugar en su deseo de ser gobernadora, Oscar Leggs Castro le brindó impunidad ante todos los señalamientos.
Ahora Óscar Leggs Castro concluye su administración y lo hace recibiendo la espalda de la mayoría de sus aliados y confrontado con el alcalde electo Christian Agúndez Montaño.
Qué sigue, salvo rasgarse las vestiduras, todo va a quedar ahí…Esta historia continuara. Nos vemos en el Tecer Informe del 2027.